En esta nueva participación en el debate del mes propuesto por adlatina.com, el director de planeamiento estratégico de Wunderman Buenos Aires destaca la importancia de aprovechar el potencial de las plataformas digitales para innovar en productos y servicios que generen un valor al usuario. Además, sostiene que pensar la innovación únicamente en un caso que genere views o likes en internet puede llevar al fracaso o la poca longevidad de la propuesta.
El relato de la innovación
Desde hace un tiempo, el relato está en boca de todos. El concepto se volvió una discusión recurrente sobre la relación entre discurso y realidad, y también en la innovación puede ocurrir algo similar. Parece que últimamente, cuando desde las agencias afrontamos proyectos de innovación, estamos más pendientes de la historia que de la realidad.Hace unos años aparecieron los proyectos de comunicación en forma de casos. Una verdadera innovación en la narrativa de las marcas que permitía contar imaginativas historias alrededor de la marca, a partir de experiencias únicas y de pequeñas innovaciones tecnológicas. Poco a poco, sin embargo, estamos convirtiendo la innovación en un relato cuyo éxito se mide cada vez más en views, y dónde el valor de uso o la escalabilidad resultan, por tanto, parámetros irrelevantes.
Hoy estamos en un contexto bisagra a nivel tecnológico. Los avances de la digitalización y los dispositivos móviles están abriendo nuevas oportunidades
de conectividad no solo humano-humano sino también humano-producto y
producto- producto. Por eso las agencias haríamos mal en conformarnos con la
comodidad de la historia. La comunicación es definitivamente relato, pero
tenemos el reto de acompañar también a los clientes en el camino a la
conectividad de sus productos con propuestas que vayan más allá de la energía
marcaria y se conviertan en valor de usuario para sus clientes.
La gran autopista para la innovación está en la digitalización de productos
y experiencias, lo que tiene poco que ver con los propios productos y mucho con
los servicios. Porque de alguna forma, el producto conectado deja de ser
producto, deja de ser consumido para ser usado. Y el uso es mucho más tirano
que YouTube: no hay inversión que sostenga un uso irrelevante.
No se trata entonces de dejar de contar historias. Se trata de avanzar e intentar acompañarlas también, y cada vez más, con verdaderos casos de transformación de
producto que consiguieron convertir a sus consumidores en
usuarios.
Fuente: www.Adlatina.com