18 de agosto de 2015

Consejos para renunciar al trabajo sin morir en el intento

Cómo debe ser esta compleja conversación con el jefe, qué días y en qué momentos tenerla, y lograr así una buena recomendación.

Irse de una organización en buenos términos es algo que hace quince años no preocupaba demasiado, sino tan solo en las posiciones jerárquicas.

Pero, aunque a veces uno vea con desconsuelo cierta caída del respeto horizontal, es decir, ajeno a toda cuestión jerárquica, lo cierto es que los humanos estamos privilegiando algún matiz que guarda relación con lograr buenos vínculos.
Claro que no es ajeno a la cuestión el propio interés en ser recomendado, o al menos no mal referido frente a una inmediata búsqueda laboral.

Pero insisto en mi percepción: detrás de la confianza ganada y de la pérdida de las jerarquías, hay una semilla en ciernes de querer llevarse bien. Y bueno, sea por el corazón o por el bolsillo,¿cómo debería llevarse a cabo una renuncia? 
En primer lugar y siguiendo las reglas elementales de la psicología, debería hacerse lo que uno piensa que es adecuado en cada circunstancia. Pero yendo a aspectos operativos, unaconversación con el jefe inmediato suele caer muy bien y no daña para nada la eventual pretensión económica.
En efecto, quien desea irse, más de un vez suele tener enfrente alguien a quien tal vez no le viene mal la vacancia. Y como quiera que sea, esa conversación podría versar sobre lavocación a tomar otros caminos, a retirarse bien y, eventualmente, a acordar términos económicos de salida de la mano de una posible gratificación.

No suele caer mal la explicación acerca de los motivos de la renuncia, máxime en casos en los cuales se presentan razones objetivas.
Y debería tratarse de una conversación al punto, sin hablar demasiado salvo que uno fuera interrogado sobre algo conducente y procedente. Finalmente, a nadie le interesa escuchar demasiado acerca de la historia del otro con quien no guarda una relación de tipo familiar.
A la hora de las omisiones, habría que evitar anécdotas que involucren negativamente a otros, no solo porque no están presentes sino también porque solemos equivocarnos en nuestros juicios del prójimo. Y también es saludable ahorrar críticas a la gestión del negocio del cual uno se está yendo.

Algunos se preguntan acerca de las cosas que no pueden faltar en una renuncia. Yo recomiendo sinceridad pero sin violar la confidencialidad ni expresarse brindando datos como si se estuviera frente a un juez. Nunca es bueno contestar lo que no se le ha preguntado.
Las buenas relaciones, en definitiva, son muy importantes, tanto desde la gestión de personas como desde el empleado. El mundo, además de ser redondo, gira permanentemente y no encuentra en cada caso en lugares y situaciones distintas pero muchas veces al lado de quien menos hubiéramos pensado.
¿Y cuándo decirlo? Generalmente el viernes es un día ideal, porque la presión laboral decae, el stress comienza a ubicarse en un cono de sombre y el amanecer del fin de semana hace digerir mejor cualquier situación que podría volverse problemática.
Echando una mano a la ley, no olvidar que el preaviso debe darse con al menos quince díasy en un plazo mayor cuando así se ha pactado por razones objetivas o cuando la posición que se deja no resultará fácil de conseguir.
Eso sí, pensarlo bien: nada de tener que desdecirse, porque el futuro laboral le habrá de resultar incómodo al propio empleado, aunque sea acogido con laureles.
Fuente: iProfesional.com