15 de abril de 2016

Más pizzerías y menos parrillas: con la clase media en "modo gasolero", comerciantes se adaptan al bajón de consumo


La actividad comercial no goza de un buen presente: las ventas están en baja por la caída del salario en términos reales y el encarecimiento del crédito. En este contexto, los hábitos de la sociedad ya muestran síntomas de cambios mientras que hay empresarios que tratan de aggiornarse.
Está comprobado que, en épocas de recesión, los hábitos de consumo de los argentinos sufren cambios bastante profundos. Cuando la inflación comienza a acelerarse y los salarios pierden poder de compra, entonces se suele apelar a diferentes estrategias para hacer rendir más los ingresos.

Si algo ha dejado en claro este arranque del 2016 es que son tiempos difíciles para el consumo: en marzo, las ventas de los comercios registraron una caída de casi 6% en comparación con el mismo mes del año pasado, según un relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). El acumulado del primer trimestre, en tanto, arroja una contracción del 4%, de acuerdo con la entidad. Sin embargo, en las cámaras sectoriales manejan cifras mucho más preocupantes, con
desplomes que van del 15% al 20% para este primer trimestre, dependiendo del rubro. Para Gastón Rossi, de la consultora LCG, “ahora estamos en el peor momento. Los salarios quedaron viejos en relación con la suba de los precios. Y si bien faltan las paritarias, no hay que entusiasmarse pensando en un rápido salto en el consumo, ya que se requerirá de más tiempo para que esto ocurra".

Desde CAME indicaron que "la gente está muy cauta a la hora de comprar". Y señalaron que "el descenso de la demanda no se debe tanto al factor expectativas sino a una caída real y concreta de los ingresos". "Claramente, los salarios no alcanzan para sostener el ritmo de consumo que se venía teniendo", afirmaron.  Con un índice inflacionario que amenaza con no bajar del 35% para todo el año y un crédito más caro para financiar consumo, está claro que el 2016 –al menos la primera parte- será muy complejo para la actividad comercial.  Y este contexto negativo -que en realidad viene desde hace meses- se está traduciendo en cambios de comportamiento, tanto por parte de los consumidores como del sector empresarial, que siempre que sobreviene una crisis muta y trata de readaptarse.

En épocas de “vacas gordas”, ven la luz determinados rubros que no son los mismos que florecen en tiempos de "vacas flacas", algo que es reconocido por las propias cámaras, que consideran estos movimientos como un claro "termómetro" del ciclo económico que le toca atravesar al país.
En momentos de prosperidad, se observan aperturas de emprendimientos asociados a un mayor riesgo, en calles o avenidas que gozan de alta demanda y para los cuales, en general, se requiere de la contratación de bastante personal. Por el contrario, cuando el cuadro económico no es bueno, afloran aquellos comercios atendidos por sus dueños, en superficies reducidas, que no están atados al manejo de inventarios ni dependen de la estacionalidad. El mal panorama que atraviesa el sector comercial se observa, por ejemplo, en la peatonal Florida, donde hay más de 200 locales vacíos, según el último relevamiento realizado por CAME y FECOBA.

Los negocios que afloran con la recesión
En este contexto, hay algunos rubros y formatos que están ganando más terreno y, además, se registran cambios en el comportamiento de los consumidores, que han tenido que adaptarse a la caída del salario en términos reales y a un mayor temor a perder el empleo.

1. Proliferan los "polirrubros"
Cuando aprietan los bolsillos, empiezan a multiplicarse las casas de regalos, las mismas que hace más de una década se conocían como locales de "todo por $2".
Son formatos en los que se impone el sistema "autoservice", lo que evita la contratación de vendedores. Además, muchas veces ofrecen productos importados económicos, constituyendo una oferta de artículos acorde para las épocas de caída del salario real.
"Estamos detectando muchas habilitaciones de comercios de regalerías en los últimos meses", apuntó Vicente Lourenzo, de la CAME. Según datos de la entidad, en la Ciudad de Buenos Aires sólo en un año levantaron sus persianas 1.400 puntos de venta de este tipo. Por lo general, son atendidos por sus propios dueños, por lo que se ahorran costos de contratación de personal.
Además, según Lourenzo, "cuentan con una alta rotación de productos, y es un tipo de rubro que no obliga al titular a tener que reponer necesariamente los mismos artículos", lo que le permite ir adaptando su oferta a la demanda.

2. Abren más pizzerías y pierden terreno las parrillas
Uno de los cambios más notorios en el mundo gastronómico tiene que ver con la proliferación de pizzerías en detrimento de las clásicas parrillas. Esto sucede a raíz de que, en momentos en los que el bolsillo aprieta, es un tipo de salida más económica para una familia.
Para el comerciante, además, implica una menor complejidad en su operatoria, ya que debe lidiar con menos proveedores y resulta más fácil administrar el inventario.
"Se ven combinaciones de pizzas y pastas, y eso sucede porque dejan una mayor rentabilidad", revela un reconocido empresario del sector. Lourenzo, de CAME, coincidió al afirmar que "negocios como las pizzerías se presentan como más resistentes en épocas recesivas".
De hecho, el último relevamiento de la Secretaría de Planeamiento Porteño arrojó que en Buenos Aires ya hay más pizzerías que restaurantes.
Por cierto ganan por bastante margen: son casi 800 locales versus 550 emprendimientos vinculados con el negocio de la carne y las brasas.  En este contexto, la tendencia se consolida, dado que mientras que las parrillas están en declive, los comercios que despachan pizzas muestran una tasa de crecimiento del 25% anual en términos de nuevas habilitaciones.
Aquí influye considerablemente el precio de los insumos: el kilo asado, por ejemplo, subió un 40% en los últimos doce meses, mientras que el lomo se encareció casi 50%, según datos del Instituto de Promoción de la Carne (IPCVA).  Además, según estimaciones de la Cámara de la Industria de la Carne (CICCRA), este año el consumo de cortes vacunos está estimado en 54 kilos per cápita, el peor nivel desde 2011 y lejos del pico de casi 70 kilos registrado en 2008.

3. Se consolidan las cadenas mayoristas
Si bien durante los momentos de crisis proliferan emprendimientos más pequeños, también es cierto que, en el caso del consumo masivo, las cadenas mayoristas suelen captar más clientes.
Vital, Makro, Yaguar, Diarco o Maxiconsumo, son algunos de los protagonistas de esta tendencia.
Rápidos de reflejos, estos comercios han venido adaptando sus estructuras para transformar sus típicas ventas al por mayor en compras de productos unitarios y pagaderos con tarjeta. Como si esto fuese poco, también vienen promoviendo ofertas especiales y rebajas en determinados días de la semana, por lo que hasta en este punto ya se permiten desafiar a rivales como Coto, Disco o Jumbo.
Antes, estos espacios eran vistos como centros de compra orientados exclusivamente a abastecer a dueños de pequeños almacenes. Sin embargo, de la mano de estos cambios, esa percepción desapareció.
Alberto Guida, presidente de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM), afirmó que “nuestra actividad viene teniendo una mayor afluencia de clientes de clase media. Estamos atrayendo cada vez a más público de este segmento. Ya no vendemos sólo a comerciantes minoristas".  Desde la cámara reconocen que, tras la aceleración de la inflación, se han ido intensificándolas compras conjuntas entre familiares o amigos.
En tanto, Emiliano Schwartz, gerente de Negocios de la consultora especializada en consumo CCR, destacó que “los mayoristas crecieron mucho, especialmente en estos últimos meses, porque hay una percepción de precios más bajos”.

4. Se afianzan los formatos express
En épocas de crisis crecen los mayoristas pero también los formatos exprés, impulsados por los propios supermercados como respuesta a que el público –ante la caída del poder adquisitivo-, suele alejarse de las grandes superficies.
En los últimos años, tres de cada cuatro establecimientos que han abierto los grandes players se vinculan con comercios de este tipo. El crecimiento en el número de tiendas de este formato es evidente: en 2010 había unos 600 locales, mientras que en la actualidad se calcula que hay más de 1.300.
Distinta es la suerte que han corrido los supermercados chinos: el hecho de no poder competir con algunas promociones dio lugar a que más de medio centenar de puntos de venta hayan bajado sus persianas el último año. "En marzo, los comercios de cercanía se vieron nuevamente beneficiados porque las familias siguen evitando las grandes compras en los hipermercados y frecuentaron más el comercio chico, donde se puede controlar mejor y no excederse de la canasta necesaria. Además, allí tienen mayores posibilidades de encontrar segundas y terceras marcas para abaratar la compra", indicaron desde CAME.

5. Más comercio online para evitar intermediarios
Gracias a la posibilidad de operar con estructuras chicas y flexibles y con un bajo nivel de costos fijos, las ventas por Internet están en pleno auge.
Más aun, están desplazando a los canales de venta tradicional, especialmente en rubros como turismo, electrónica, artículos del hogar, vinos y hasta indumentaria.
Según un estudio de TNS para la Cámara de Comercio Electrónico (CACE), en 2015 las operaciones online crecieron un 70%, con ventas por casi $70.000 millones. Y la tendencia es que este año se siga profundizando este fenómeno.
“Nuestras proyecciones indican que en 2016 el ecommerce continuará creciendo en un 64%, por lo que las perspectivas para el sector son más que promisorias”, afirmó Gustavo Sambucetti, presidente de CACE. Uno de los sectores que más se potenció el último año fue el textil, con un crecimiento por encima del promedio, de más del 80%.
En un escenario donde las cadenas tradicionales se ven más golpeadas, los pequeños emprendimientos asociados a la ropa de autor tienen buenas perspectivas.
“El textil es un segmento ideal para quienes deciden comenzar su primer negocio, ya que es uno de los pocos rubros que, con una pequeña inversión inicial, se pueden comenzar a generar ventas”, indicaron desde CACE.
“El comercio online, en este sentido, se ha convertido en una gran herramienta para quienes inician un micro emprendimiento. Esto ayuda a mostrar el trabajo de los diseñadores, abriendo nuevos puestos de trabajo”, agregó la cámara. Esta tendencia a comprar por Internet también se observa en un rubro afectado por la crisis, como es el de la comercialización de vinos.
La posibilidad de acceder a etiquetas a más bajo precio convirtió a los portales de venta online en un imán para los consumidores, en un contexto en el que en los últimos años no han parado de cerrar vinotecas. El último dato disponible indica que en 2014 bajaron sus persianas unos 40 locales.
En diálogo con iProfesional, Marina Díaz Ibarra, country manager de Mercado Libre para Argentina, Chile y Perú, afirmó que “en los últimos tres años, la categoría de vinos y espumantes se expandió un 200% y su tasa de crecimiento experimentó una aceleración en 2015, cuando registró un alza del casi 90% en valor total de ítems transaccionados”.
“Este incremento está por encima del aumento promedio experimentado por el total del sitio”, afirmó Díaz Ibarra.

Fuente: iProfesional.com