13 de octubre de 2014

Tarjetazo social: los plásticos se usan cada vez más para hacer compras básicas y llegar a fin de mes

Mientras los préstamos se estancan acompañando la contracción económica, esta línea de financiamiento hace "oídos sordos" y le saca más y más ventaja a los créditos personales. La relación ahora es de casi cuatro a uno, el 50% más que hace un año. Su uso en el afán de no recortar más gastos.

El Banco Central viene adoptando diversas medidas que apuntan a regular el sistema bancario. Si bien muchas de ellas son cuestionadas por los banqueros, una de las que más resistencia ha generado fue aquella que impuso un tope a las tasas de interés que se aplican a los préstamos destinados a las personas físicas y fijó límites al llamadocosto financiero total (CFT).Para las entidades, este tope significó un duro golpe en su rentabilidad y estructura de negocios. En particular para las más pequeñas, la de los llamados "créditos fáciles y a sola firma".Es que éstas basan su operatoria en otorgar muchos préstamos, todos de montos bajos (no mayores a los $5.000) y atados a altos costos financieros, producto del gran temor que les genera prestarle a personas con elevado riesgo crediticio.El tope impuesto por el BCRA significó para algunas recortar los cargos aplicados en más de un 50%, lo que ha hecho que varias de estas entidades se planteen seriamente la conveniencia de continuar operando.
Incluso, según pudo saber este medio, algunas ya han comenzado las negociaciones para eventuales traspasos, ventas o fusiones.
En cuanto a la posición oficial, la decisión de fijar una tasa máxima respondió al amesetamiento observado en la evolución de préstamos que, para las autoridades, ha sido consecuencia de las altas tasas que se cobran en el mercado.
De hecho, los montos otorgados en julio y agosto de este año fueron incluso menores que los registrados en iguales meses de 2013 ($5.300 millones y $6.000 millones, respectivamente), en un país en el que los precios de los bienes y servicios han crecido cerca de un 35% anual.
Más aun. En momentos en los que el Gobierno busca imperiosamente que el consumo dinamice la economía, el total colocado se ubica casi un 16% por debajo del máximo alcanzado en septiembre de 2013 (ver cuadro).
Los motivos que han llevado a esta retracción son variados. En líneas generales, los analistas los atribuyen a:
-La fuerte suba de las tasas de interés.
-La caída del salario real.
-La contracción del nivel de actividad.
-La mayor incertidumbre económica.
-La sensación de una mayor inestabilidad del empleo.
A estos factores ahora se ha sumado la retracción de los créditos dirigidos al segmento medio-bajo de la pirámide socio-económica, producto del impacto que generó el tope a las tasas en las firmas prestadoras de fondos.
La otra cara: las tarjetas de crédito
Así como los préstamos personales cayeron fuerte en términos reales a lo largo del último año, los saldos financiados con tarjetas de crédito han venido creciendo, incluso en términos reales, tal como se observa en el siguiente gráfico:
 
Los analistas señalan que la razón de esta tendencia obedece a que se está optando cada vez más por los plásticos para apalancar el gasto mensual y poder llegar a fin de mes.
Así, al haberse deteriorado el poder adquisitivo del salario, las tarjetas se presentan como el gran "sostén" para mantener determinado nivel de vida.
Esto llevó a que la relación entre los montos que los bancos otorgan para tarjetas aumentará fuertemente, en comparación con la colocación de nuevos préstamos personales:
• En 2013 esa relación era de $2,3 en tarjeta por cada $1 de personales
• En 2014, se vienen consumiendo casi $4 vía plásticos por cada $1 del segundo (ver cuadro).


Como observan analistas, la lógica indicaría que el financiamiento con tarjeta debería haber caído, del mismo modo que pasó con los créditos personales.Sin embargo, esto no ha ocurrido. Por el contrario -lejos de descender- vienen trepando por encima de la inflación real.
En este contexto, resulta evidente que los plásticos ahora están teniendo una función social y un uso distinto.
Según el economista Tomás Bulat, su utilización ya se extiende a poder pagar las compras en el supermercado a fin de mes, más que para la adquisición de determinados bienes.
"Los vaivenes de la actividad no han afectado a los plásticos como sí a los personales", señala Andrés Méndez, director de AMF.
Y agrega: "La gente no cambia el auto o no realiza reformas en su casa, que son los destinos que ameritan la solicitud de un crédito personal. Pero sí apelan a la tarjeta para no tener que ajustar más su nivel de vida", subraya el analista.
Algo raro: se compra menos, se tarjetea más
"Si el consumo cae, la gente compra menos y la actividad económica se resiente. Lo que está pasando es que se están usando las tarjetas para llegar a fin de mes", reflexiona el ejecutivo de un banco de capitales españoles. Y las estadísticas confirman este desplome en el consumo, que no se condice con el mayoruso de los plásticos.
En el rubro alimenticio, por ejemplo, los máximos ejecutivos de Molinos y Unilever dieron cuenta del nuevo contexto.
"Hubo una caída del orden de los cinco o siete puntos en casi todas las categorías en el último bimestre", indicó Amancio Oneto, gerente general y CEO de Molinos Río de la Plata. Por su parte, Miguel Kozuszok, presidente de Unilever Latinoamérica, advirtió que hubo disminuciones "en términos de volumen, con bajas muy rotundas en estos últimos meses".
A esta altura, los comerciantes ya no disimulan su termor ni buscan explicaciones estacionales.
"Hay que remontarse hasta septiembre de 2009 para encontrar bajas superiores",aseguraron fuentes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Según el último informe de la entidad, en septiembre de este año el desplome en las ventas minoristas superó el 8% en comparación con el mismo mes de 2013, situación que deja en estado de alerta a los dueños de locales (ver cuadro).
Un dato que llama la atención es que la caída afecta a los 22 rubros relevados por CAME, que van desde alimentos y bebidas hasta materiales de construcción, pasando por farmacias, bazar, muebles de hogar e indumentaria.
Según señalan desde la CAME, "el mercado de consumo está sintiendo el ajuste en el gasto de las familias provocado por la pérdida de poder adquisitivo, y la incertidumbre general sobre lo que pueda suceder con el empleo y la economía en los próximos meses".
"En septiembre, la mayoría de los comercios se movieron con muy poco tránsito y las ventas apenas están alcanzado para sostener el flujo de gastos", agrega el informe.
Con estos niveles de desplomes de ventas, resulta claro que si todo cae y el financiamiento con tarjetas sube, los plásticos están siendo utilizados para otros fines. Hay más indicios de este nuevo contexto: desde los bancos advierten que la cantidad de personas que "patea" los pagos del total de la tarjeta aumentó un 30%, lo que los llevó a incrementar el pago mínimo, para controlar un poco más la morosidad.
Mantener el nivel tiene su costo
El mejor negocio que puede hacer quien tiene una tarjeta es cancelar el 100% del saldo al vencimiento.
Esto no sólo es por el costo que implica financiar lo impago, sino también por el "efecto achique" en el límite disponible, frente a precios de bienes y servicios que no paran de subir.
Quien elige financiar una parte de su deuda, debe tener en claro que el "numerito" que debe mirar no es el de la tasa de interés anual (TNA) sino el costo financiero total (CFT), que es el que incluye gastos administrativos y seguros.
La incidencia de estos rubros es tal que en algunos casos el monto total a pagar puedeelevarse por encima del 100% anual, incluso sin considerar los gastos de renovación.
En este punto, los puestos de liderazgo entre las entidades que cobran mayor recargo total (CFT) son ocupados por Banco Columbia (121%), seguido por Banco Saenz, con el 99%. También se destacan los casos de Banco de Servicios y Transacciones y Cetelem, con el 86% y 83%, respectivamente.
Pero estos elevados porcentajes no son patrimonio exclusivo de estas firmas, ya que dentro de los "top ten" se observan costos del orden del 90%, como es el caso del Galicia, según surge de su propia información. Varios escalones más abajo se posicionan, por ejemplo, elSupervielle, con el 67%, Hipotecario (62%), Macro (61%) y Santander, con el 60%.
Cómo se compone el saldo mínimo
Más allá de conocer dicho costo total, una de las dudas habituales para quien financia parte de sus gastos con tarjeta es la forma en que se calcula el monto mínimo a pagar.
En general, las emisoras y los bancos adoptaron los siguientes criterios para establecer dicha cifra:

Para Francisco Gismondi, analista económico de Empiria y ex economista del Banco Central,"al saldo ya financiado con tarjetas se le suman los gastos del mes que todavía no venció".
Es decir, "al acumulado impago se le adicionan las cuotas, más los saldos impagos de aquellas tarjetas de las que no llegó a pagarse ni el mínimo".  Todo esta suma de cargos del resumen bancario se puede transformar en "una bola de nieve"para el usuario, ya que -dice el economista- "si se cancela poco y se financia el resto a una tasa alta, se gastará cada vez más, porque los intereses de meses anteriores irán engrosando lo que se tiene que pagar".
En este espiral ascendente, la persona "se da cuenta de que ya no puede cancelar el mínimodel resumen y en muchos casos ya es tarde", concluye Gismondi.
Los expertos consultados aconsejan usar la tarjeta sólo para gastos que se puedan pagar el 100% al vencimiento del resumen. Caso contrario, puede "perderse el control de la deuda".
¿Existen realmente las cuotas sin interés?
Uno de los motores de la expansión del consumo en los últimos años fue la masificación de las cuotas sin interés.
Sin duda, su principal atractivo es que el monto a pagar se mantiene constante a lo largo del plazo pactado, en medio de un contexto de inflación creciente.
"Por eso, cuando las tarjetas dicen que son cuotas sin interés, muchas veces agregan unaaclaración chiquita en el aviso publicitario que el CFT es del 3%, 4% o hasta 5%", afirman Cecilia Boufflet y Virginia Porcella, autoras del libro "Economía con Tacos Altos".
Y agregan: "Eso quiere decir que, aunque no cobren un recargo por la compra, se va a tener quepagar un costo por el uso del plástico".
Según recomiendan desde las asociaciones de Defensa del Consumidor, "una forma de licuar estos cargos adicionales es unificar los consumos y planes de pago en una sola tarjeta. De esta manera, se evitará que los costos fijos se multipliquen".
Fuente: Rubén Ramallo - Mariano Jaimovich - IProfesional